Córdoba (¿la isla?), 2024. Ideología de Mercado, Neomanagerialismo y una vía inexistente hacia la presidencia.
Son casi las doce de la noche del sábado en Córdoba y faltan menos de 15 días para la fecha del mentado Pacto de Mayo. Aún se siente en el aire la rémora de la sonrisa de Martin Llaryora asintiendo en la apertura de sesiones cuando Javier Milei hizo referencia a que semejante propuesta tendría lugar en la ciudad "mediterránea".
La posición del Gobernador Cordobés está sumamente condicionada, por su visión prospectiva de la política (en su faz agonal, en términos de politics) que está lejos de transparentar una claridad en su visión a cerca de cuál será su futuro político.
Con el Partido Cordobés jugando por fuera de la estructura del Partido Justicialista nacional, con dirigentes convencidos en la virtud del pragmatismo, y con la hiperpolarización entre derecha extrema y centro izquierda, se vive un clima de incertidumbre en "La Docta" ya que también aparece cerrada la posibilidad de una "tercera vía" hacia una opción presidenciable.
Más aún, el costo de jugar y ganar con la cancha inclinada (el centro corrido hacia la derecha) es cada vez más alto. El Radicalismo y el Pro no desperdician una oportunidad para construir poder ocupando espacios en la administración de Martín. Por ahora es una aspiración pacífica y que encuentra al radicalismo dividido debido a la centralidad de Rodrigo De Loredo en las antipodas de la Vicegobernadora Miryan Prunotto.
Así las cosas hay que recordar que el "centro", más allá del desplazamiento a nivel país, no se corrió por que sí. Años de políticas públicas de corte empresarial y de ciudadanos socializados políticamente como clientes han hecho mella en la cultura cordobesa.
Más aún la reforma del Estado cordobés, con la eliminación de una de las cámaras de la legislatura ha reducido en gran medida el debate parlamentario.
Los medios de comunicación locales, a excepción de los nuevos medios digitales, parecen seguir una agenda reactiva y laxamente desvinculada de los debates de políticas públicas, los problemas públicos y las necesidades de los cordobeses. Aquí todo se mide con su propia vara.
Neogerenciamiento público sumado a la ideología de mercado han dado lugar a un discurso totalitario de la política, donde esta es entendida puramente en términos de gestión. Se ha resignificado la palabra gobierno y se ha instalado la idea de que las disputas en términos políticos son posibles de resolver con un optimo que beneficie a "todos los cordobeses".
Es raro que la política caiga en su propio engaño, porque discursivamente decir que la política no tiene que tener choque de valores o posiciones puede ser performativo, pero en la disputa real del poder las cosas son muy distintas.
En la disputa de poder hay que sostener el frente de la gestion de la realidad, pero se debe tener un proyecto político ( un conjunto de políticas públicas que se deseen implementar para responde a los problemas de las sociedad; más una aspiración de ocupar lugares en el futuro o hacer carrera política). También hay que sostener el frente interno que es conducir una alianza pluripartidaria que esta aglutinada por la prospectiva, todos esperando su turno para "gestionar". Nadie sabe bien qué, ni para qué. A demás de eso hay que sostener el frente externo que es la puja de poder, en todos los niveles de gobierno, contra los paridos antagonistas. Sin olvidar que también hay que construir una identidad colectiva que de sentido al gobierno, en este caso el cordobesismo.
Cordobesismo, la idea hegemónica de que hay un unico interés para todos los cordobeses sumada a la pervertida idea de que no hay fracturas en la persecución de un bien común indiscutido han contribuido a inclinar la cancha en favor de la derecha.
Todo gobierno, a medida que actúa, y se consolida con el tiempo cristalizando en instituciones, se expresa poniendo en acto un determinado tipo de Estado, que da lugar, consecuentemente a una determinada mirada de las Políticas Públicas.
Si lo pensamos en término de Política Pública, podemos pensar que hay un desplazamiento o un error en la teoria del cambio por parte del gobierno cordobés. Porque en la búsqueda por crear un identidad afin a un partido político hegemónico, ha errado y está construyendo sobre los valores que sostienen a su identidad de antítesis.
Dicho todo esto es facil comprender cúan difícil es la situación del Gobernador Martín Llaryora, que no se quiere pelear con Milei porque sabe, acertadamente, que todos los que se enfrentan a él caen en términos de imágen en la opinión pública segun los sondeos.
Ayer mi Colega Nicolas Bejarano me recordaba las enseñanzas de Andrés Daín y remarcaba acertadamente que no tiene tanta importancia en realidad la medida de la imágen, porque como muestra la historia electoral reciente, en elecciones donde habia candidatos con alta imagen negativa aquellos habían logrado hacerse de gran parte del electorado. Me citó un caso puntual. Me guardo la referencia.
Así las cosas... la aparente encrucijada no es tal para Martín Llaryora quien dispone de todo el fuego de la política tradicional y de un partido con una identidad precisa e ideología determinada (el PJ, Justicialista que conduce Hacemos por Cordoba) con la que puede actuar ante el desafío identitario que le plantea el surgimiento de Javier Mieli, el clima de epoca, y la cultura empresarial cordobesa. (En esta ciudad más de un taxista, se autopercibe empresario).
El aislamiento de Córdoba ser rompió por la dependencia, por las relaciones institucionales que eran innegables - pero que como marchaban bien en gobiernos anteriores (porque las transferencias intergubernamentales fluían) - tomaron centralidad en el ahora, que fueron puestas como prenda de negociación.
Pensando aún en el debate en el Senado, dos apuntes para finalizar:
1- Como nos enseñó Joseph Napolitan: "Un partido dividido pierde fuerza"
2- No solo es una negociación política intrascendente: se debate el futuro de un modelo de país, la desarticulación del Estado de bienestar y la implantación de un nuevo estatuto del coloniaje por 30 años.
Una de las máximas del neogerencialismo era que sus reformas debian ser acompañadas de una apertura y transparencia. ¿Que hay de oculto, si es que lo hay, que no se pueda hablar de cara al pueblo en esta negociación?
Al ser una política nacional refundacional, está garantizado, que sus participes serán recordados por la historia. Si no se tiene claro el proyecto político (en términos de politics y de policies), siempre se puede acudir a los valores. La política no es solo gestión. Córdoba ya no es una isla.
Y no se puede dar un paso al costado de la historia.
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