La cuarentena estricta de 2020 me encontró haciendo lo mismo que lo últimos años: estudiando, y eso seguí haciendo como si no hubiera tiempo, ni días, porque los niveles de incertidumbre daban margen al gobierno para tomar las medidas más políticas y polémicas que pueden afectar una democracia liberal con matices corporativistas como la nuestra: ASPO y DISPO. Pero al parecer las corporaciones no quisieron tocar el cuerpo infectado de la nación en pandemia y, a pesar de algunas concesiones, le toca al presidente "tomar las riendas", enojarse con los que politizan la enfermedad -que valga aclarar: no es que la pandemia no sea el acontecimiento más político del mundo en este momento, sino que hay una desaprobación hacia el uso partisano de clivajes perversos en torno a la salud pública-. Allí es efectivo un acercamiento al pueblo con habla de uso común, con lugares comunes, y con empatía. Es insuficiente sin escucha: y no digo que no la haya, solo remarco su importancia. Y la f
Del subsuelo sublevado a la cima.