Javier Milei sostiene que todos los políticos actuales son parte de una casta que solo persigue su interés individual y que ha colonizado al Estado mediante la corrupción y las prebendas. Y lo procupante es que es una idea con cada vez más adhesion de la ciudadanía, sobretodo los jovenes. A primera vista parecería una posicion antipolítica y contradictoria, en primer término porque niega la política y pretende reducir todo a la lógica del mercado, y en segundo término porque él mismo forma parte de la clase política que tanto pretende denostar. Para comenzar se puede pensar en la paradoja del Estado mínimo: durante las reformas neoliberales se bregaba por un Estado no intervencionista y reducido a su mínima expresión en aras de lograr una mayor eficiencia. Muchos argumentos son tomados del malestar que produce la espera ante la resolución de una situación burocrática, o el altanerismo de los funcionarios de la administración pública que a veces aparecen como correas de transmision
Del subsuelo sublevado a la cima.