En estos tiempos de cambios vertiginosos y avances tecnológicos, la conectividad se ha vuelto un bien preciado, una necesidad básica para el desarrollo social y económico. Sin embargo, la reciente política de desregulación del gobierno de Milei nos está llevando en la dirección opuesta: hacia la desconexión y el aislamiento.
La desregulación de las tarifas de Internet puede parecer, a simple vista, un movimiento en favor de la competencia y la libre empresa. Sin embargo, la realidad es mucho más sombría. La eliminación de regulaciones no conlleva necesariamente una reducción de precios debido a la competencia, sino que abre la puerta a la cartelización y al aumento de precios. En cada sector donde el Estado se retira de una mesa de negociación, se forma un cartel. Los jugadores permanecen en el juego, pero esta vez sin las restricciones impuestas por el Estado para proteger los intereses de la ciudadanía.
Esta desconexión digital se suma a la desconexión física que experimentamos debido a los altos costos del transporte. En un contexto donde los empresarios no pueden o no quieren asumir mayores costos salariales, el sistema se vuelve virtualmente inviable para muchos ciudadanos. Nos encontramos, entonces, desarticulados y desorganizados, sumidos en la sumisión ante políticas activas de desmantelamiento del Estado.
Para oponernos a este gobierno, que cuenta con abundantes recursos políticos, necesitamos recursos propios. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de la gente no tiene acceso a esos recursos. Nos encontramos en una situación de desventaja, donde la capacidad de resistencia se ve mermada por la falta de recursos y la desconexión generalizada.
En resumen, la desregulación en las políticas públicas nos está llevando hacia la desconexión y el aislamiento. Es hora de tomar conciencia de los peligros que esto conlleva y de trabajar en la construcción de políticas que promuevan la conectividad y el desarrollo inclusivo de nuestra sociedad. Sin ello, corremos el riesgo de quedar atrapados en un mundo cada vez más desconectado y desarticulado, inmovilizados, desconectados, desempoderados...
En un mundo de individuos que son islas. De ahi la palabra: aislados.
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