En esta ocasión me acerco con un texto profano, que no va a reclamar sus deudos ni a la doctrina ni a la ciencia política. Es más bien un conjunto de reflexiones arrojadas al mundo, como cada uno de nosotros y nosotras, buscando de que agarrarse.
¿Es el 17 de Octubre virtual algo no real? ¿Murió el peronismo y nació el peronismo 2.0? ¿75 octubres son tan solo un octubre más?
Desde que me socialicé en el peronismo comprendí que el 17 de octubre era un día especial, es el día donde se invierte el peronómetro y nos abrazamos en la calle con cualquiera que vaya silbando por lo bajo la marcha, o a cualquiera que tenga olor a chori asado. Es el día donde todos nos reconocemos como Peronistas. Y un acto de reconocimiento, siempre es un acto fundacional.
Los dedos en V y ese abrazo cantado son nuestro “Umuntu, nigumuntu, nagamuntu” algo que en zulú significa algo así como soy porque tú eres. Es el día en que por primera vez te sentís Peronista, y sabés que ya no es necesario andarlo mostrando, porque el peronismo es también parte de vos. Desde ese momento fundacional, el peronismo y el peronista pasan a ser una unidad indisociable: un compañero o una compañera.
El 17 de octubre también es un día donde se conmemora con un gran acto (grande en el sentido de grandeza) que no importa si se reduce a unos cuantos o unos miles o millones.
Escuché el rumor, que no me tomé el trabajo de corroborar, de que este 17 de octubre el acto, el gesto, es permitir el regreso de un grupo de compañeros a un espacio emblemático de la CGT. Al parecer, es un acto de reconocimiento.
Entonces sí, en ese momento diremos: el peronismo ha muerto. Y ha sido nuevamente entronizado, en cada abrazo, cada paso, cada grito, cada gesto., cada rostro ajado, cada rostro invisible que un 17 de octubre encuentra su espacio.
Si este 17 de octubre no podemos marchar, no hay problema. El 17 de octubre es más que eso. Puede ser que una forma de hacer peronismo haya muerto, y otra nueva esté naciendo.
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