Javier Milei se ha convertido en el centro de la escena política nacional en nuestra querida Argentina y hay muchas cosas que se pueden pensar y decir desde una óptica analítica.
Milei ha logrado expresar una nueva identidad política neoliberal, interviniendo abiertamente en el debate público, haciendo ejercicio de la lucha política con matices democráticos y antidemocráticos. Los primeros están dados por su aceptación de las reglas del régimen para con la elección de representantes, los segundos están dadas por la legitimación de la violencia política que realiza al negar a sus adversarios utilizando expresiones como por ejemplo "van a correr, zurdos de mierda".
De esta manera Milei emprende una lucha que va a incidir en la política trayendo a la cancha una serie de elementos notables, como son:
- Una nueva identidad política libertaria.
- Una plataforma política que busca alterar el estatus quo y cambiar las relaciones de poder en beneficio de otros sectores que están por fuera del consenso actual que encarna el gobierno peronista y que está orientado a la inclusión de amplias mayorías populares junto al sujeto trabajador. No es difícil descubrir en favor de quienes orienta su lucha si se presta atención a su proyecto político
- La construcción de un nuevo pueblo, con una retórica de amplios márgenes que tiene como nota particular la escasa profundidad de los conceptos. Que por eso mismo le permite que aquellos sean más indeterminados y la frontera discursiva que se trace sea consecuentemente más amplia, de manera tal que logra establecer una serie de equivalencias entre significantes como justicia, entendida como retribución al mérito o esfuerzo propio, Estado mínimo, epica anti casta (antipolitica), justicia social como lo injusto, las políticas públicas, sobretodo las sociales, entendidas como robo, entre otras.
- Esto le permite construir un relato en el que él es el héroe que viene a restaurar un orden de libertad dónde se realizan los valores mercantiles y el Estado mínimo, dónde la noción de justicia está subvertida porque deja de entenderse como equidad, que es un principio jurídico axiomático y fundamental, y se la empieza a entender como un valor moral. Un valor moral que expresa la realización de una retribución por el mérito, que por fuera deja a todos los que sin hacer nada y gratuitamente reciben beneficios del Estado (que no hace otra cosa que ejercer a través de políticas públicas el principio de equidad). Y esto lo introduce con la falacia de que la justicia social es injusta porque implica, según su argumento, un trato desigual ante la ley. Hay que decir que el principio de igualdad ante la ley, así como el de seguridad jurídica, necesitan de una lectura holística que comprenda tanto la igualdad de oportunidades como la igualdad de posiciones. Su econocentrismo desconoce importantes nociones básicas de la ciencia jurídica.
- Un nuevo sentido común que estaba acallado por una opinión mayoritaria conformada por los consensos democráticos de los últimos treinta años. Como lo son la política activa de la memoria, la condena al terrorismo de Estado, la reivindicación de los derechos humanos a través de las condenas a los responsables del terrorismo de Estado, la tortura y el genocidio, la política democrática como espacio de debate agonistico, las políticas públicas como realizadoras de valores políticos que van más allá de los mercantiles, aunque muchas veces los incluyen, etcétera.
- El cuestionamiento al régimen y una posible deriva autoritaria, ya que de ganar legitima una visión del mundo como correcta y al no contar con suficientes políticos sosteniendo su proyecto en el congreso es muy difícil que pueda implementar cambios como los que propone por la vía democrática.
- Una política de las pasiones que a través de la expresión de la ira puede lograr la identificación de grandes sectores del electorado que están descontentos con la situación actual del país, pero que a su vez puede obnubilar y volcar de manera acrítica a su proyecto al presentarle una lectura reduccionista de los acontecimientos.
- Una nueva experiencia política de un politico "outsider" ya que es reconocido como comentarista y panelista televisivo pero no tiene experiencia en gestión de lo público porque nunca ocupo ese tipo de responsabilidades en el gobierno, aunque sin embargo tiene lazos con políticos tradicionales, empresarios de larga data y fue electo como diputado nacional.
- Y por último, la transformación en mayoritaria de una posición política que estaba silenciada a la que ahora sus partidarios se animan a apoyar públicamente sin sufrir el miedo al aislamiento que antes los mantenía silenciados.
Así como hemos visto, Milei conjuga una propuesta de lucha política neoliberal, que busca modificar el status quo en favor de los más fuertes, los sectores financieros y concentrados de la economía que son los que se verán auspiciados por las medidas de un plan pro-mercado. Una nueva identidad política libertaria que reniega de los consensos democráticos y que vuelve a subvertir el par derecho y moral, y el par política y moral con una falsa noción de eficiencia en la política. Cabe resaltar la profunda confusion, muchas veces expresamente lograda, entre política y administración pública que torna errado su discurso. Por último una nueva moralidad y un nuevo sentido común en la opinion pública.
Estás líneas fueron escritas sin incluir juicios de valor personales sino desde apreciaciones meramente analíticas, quedará en la lectora o lector juzgar el proyecto político de Milei de acuerdo a sus sentires e intereses.
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