En Córdoba nos preparamos para reelegir a un gobernador peronista que encabeza una amplia alianza pluripartidaria. Es un signo de continuidad de gestión y de permanencia identitaria de Hacemos por Cordoba, esta vez ampliada hacia la derecha coincidentemente con una correcta lectura de que el centro ideológico de la opinion pública está corrido también hacia la derecha.
Esto ocurre en un escenario nacional en el que las encuestas anuncian un empate técnico "de tercios" en el que tres fuerzas políticas buscan conducir los destinos del país. Allí, nos podemos preguntar si se esta rompiendo el bipartidismo argentino o si es una eventualidad en el largo transcurso de la historia electoral argentina que ha empoderado terceros partidos (por fuera del peronismo y el radicalismo) como la UCD o a personajes como Julio Cobos.
En Córdoba la emergencia de esta tercera fuerza se da en unscenario donde la principal opositora fue fagocitada por el frente Hacemos Juntos Por Córdoba que en la ciudad incorporó a Javier Pretto, presidente de Pro, a la lista encabezada por Daniel Paserini que promete dar continuidad a la exitosa gestión de Martín Llaryora.
La gestión en la ciudad se caracterizó por la modernización en términos de gestión, la apertura hacia la ciudadanía a través de la particiácion y la descentralización, una política fuerte de disciplinamiento hacia el gremio del SUOEM que implicó acuerdos y recortes, el avance en la efectivización de derechos con la provisión de servicios como el acceso al agua potable y la pavimentación de calles, y tiene su sello de gestión en la mejora del espacio público asociado a la promoción del arte urbano.
Conocer esta gestión nos resulta mucho más familiar por la cercanía que implica el gobierno municipal con nuestra vida en comunidad, ya que es la instancia de gobierno con la que estamos en contacto permantemente al salir de nuestra casa y ejercer el derecho a la ciudad.
Un poco más dificil de rastrear es el llamado Modelo Córdoba que se desarrolla a nivel provincial, que tiene las carcateristicas de ser una democracia transparente, que con la reforma de 2001 se ha inclinado más hacia la efectividad que hacia la profundiad en la discusión política con la reforma de la legislatura hacia una unicameral. Si pensamos en Córdoba, lo primero que se me viene a la mente son obras, muchas financiadas con aportes del tesoro nacional y con fondos de la coparticipacion como rutas y red de gas.
Pienso en una provincia que ejerce fuertemente su carcater de parte de un sistema federal, como el poder del gobernador para definir las trayectorias de los líderes partidarios, incluso a nivel nacional para definir las listas de candidatos a legisladores nacionales y senadores.
Sin embargo en lo discursivo, es una provincia que levanta la bandera de la falta de federalismo porque entiende que la repartición de los impuestos cobrados por la nación y entregados mediante coparticipación debe seguir otro criterio que no sea el vigente. Sí, discutir la coparticipación es una tarea pendiente, pero ese arreglo es le resultado político de la historia de puja de poder entre las provincias y el pacto de solidaridad hacia las más necesitadas y pobres. No existe ni puede existir un criterio de justicia distributiva que no tenga un matiz político.
Identitariamente diferencial a la nación, Córdoba se sitúa como una provincia en la que el gobierno provincial, gracias a la continuidad de casi 25 años de gestión, ha dado el fruto de la previsibilidad y la posibilidad de ajustar las cuentas, tomar créditos e invertir en obras, evitando que los vaivenes de la política nacional se sientan en su territorio.
Pensar una Córdoba para la Nación es una tarea pendiente, lo que se plantea sin embargo es una nación para córdoba con la propuesta de la precandidatura de Schiaretti a presidente de la nación, que es condición de posibilidad para mantener una identidad peronista (cordobesista) permeable a las elites y diferente al kirchnerismo que está ganando en todas las elecciónes provinciales, excepto en jujuy, que se vienen llevando a cabo o que tenía perspectivas de ganar en aquellos distritos donde la Corte Suprema de Justicia de la Nación decidió, intemprestivamente, suspender las elecciones.
¿Cómo debe relacionarse Córdoba con la nación? ¿Que lugar ocupa Córdoba en la nación? ¿Cuál es y como se expresa en termino de políticas públicas el modelo cordobés? ¿Que pasa con la salud, la eduación, la seguridad, la producción, la industria, el comercio, la efectividad de derechos, el acceso a la información y el control ciudadano? ¿Por qué los gobernadores cordobeces no hablan, y está bien, mientras que el ejectivo nacional esta practicamente obligado a dar entrevistas (que desgastaron profundamente la gestion de Fernandez)? ¿Cómo se conforma la opinión púbica desde los medios... por qué sólo encontramos la voz en los bares, y cadena tres en los taxis? ¿Por qué el kirchenerismo local nunca logró articular una propuesta programática de gestión para la ciudad o la provincia y el radicalismo tampoco?
Debemos pensar criticamente qué Córdoba queremos para qué Nación. A veces parece que los cordobeces somos un poco egositas y solo queremos vivir bien sin importar lo que le pasa a los de al lado o lo que nos ocurre como conjutno. ¿A caso no tenemos posiciones a cerca de la nacionalización del litio, la regulacion de las nuevas tecnologías y del capital financiero, la prevención del delito organizado, y el desarrollo productivo regional?
La política provincial es política nacional y viceversa.
Más allá del resultado de las proximas elecciones, esta es una tarea que nos intepela.
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