Cristina habló desde un estadio colmado con personalidades como Gioja, Taiana, Kicillof, entre otros, en la primera fila y Máximo en la tribuna. Y mucha militancia con mucha mistica para conmemorar los 50 años del retorno de Peron, celebrando así el día del militante.
Fue un discurso con un tono sobrio, moderado, aunque no olvidó apuntar contra la oposición ni dejo de hacer referencia al revés que sufrió el gobierno en el fallo de la Corte que nuevamente recorta potestades al ejecutivo al impedir que el decreto que declaró como servicio esencial a las telecomunicaciones tenga aplicación. Y esto no es un tema menor.
Sin embargo predominó una agenda bonairense con un giro en materia de seguridad que es notable, ya que pidio miles de gendarmes para el conurbano y se preguntó por qué esto no era posible. Lejos de una perspectiva de seguridad ciudadana o urbana se prioriza una mirada tradicional sobre la seguridad como peligrosidad al punto que es interpretado el gesto como un avance de acuerdo al mismísimo Larreta quien así lo declaro por tv en una entrevista luego del discurso.
Si bien apuntó contra la corporación judicial, reivindicando la ola de gobiernos populares latinoamericanos en contraste con el lawfare y el golpe de estado de bolivia, lo hizo pidiendo constantemente que no hubieran silbidos ni abucheos dado que solo estaba llamando a la reflexión. El silencio fue clamoroso en el estadio mientras ella hablaba y el público escuchaba atentamente a sus palabras.
Así, con desatino y moderación, Cristina se corre hacia el centro. "Compatriotas" en lugar de compañeros, "militantes de Argentina" en lugar de militantes peronistas. Un centro que esta claramente cooptado por la derecha, y que en terminos de preferencias del electorado se puede sumar a los candidatos que expresan tal postura. Aún a riesgo de enfadar a los sectores más de izquierda se busca pescar un voto que no existe aún. Y se lo hace desde un no lugar, ni oficialismo ni oposición, que tampoco permite reconocer una temporalidad.
El lema del evento por demás trillado parece más el desatino de algun consultor político que la propuesta de la propia Cristina. Cabe decir que se popularizó en la oposición la frase que dice que el kirchnerismo "tiene todo un pasado por delante" aunque represente un intento inútil por desacreditar el contundente liderazgo de Cristina quien sigue siendo sin duda una lider popular central por excelencia.
El discurso fue reactivo, no marcó agenda, y más bien juega en la cancha que le marca la oposición. Una mala jugada para el Frente de Todos o la nominación con que vaya a configurarse el frente que exprese a los votantes de Cistina en dos mil veintirés.
Aún cuando haya sido el discurso más apagado que se pueda recordar, bien se dice: Cristina habla, el resto del arco político lo comenta.
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