Las elecciones presidenciales de octubre de 2015 marcaron un hito en el sistema político partidario argentino consagrando vencedora, por primera vez desde el surgimiento de los partidos mayoritarios, a una fuerza política de centro-derecha por un escaso margen. Y en la visión de algunos politólogos también significó la ruptura del bipartidismo argentino. La coalición Cambiemos liderada por el partido propuesta republicana (Pro) e integrada por la unión cívica radical (UCR) y la coalición cívica (CC) cuya líder es de origen radical se impuso ante un peronismo dividido poniéndole fin a 12 años de gobierno justicialista y marcando el fin de una época. El giro a la izquierda en Latinoamérica estaba llegando a su fin. partido de derecha y centro derecha habrían de asumir la conducción de los países principales de la región a partir de la segunda mitad de la segunda década del siglo 21.
Cambiemos fue una alianza exitosa conducida por Pro y sostenida los elementos de propaganda y marketing político que se llevaron a confundir el sentido común de los argentinos haciendo que estos optaron por una plataforma electoral fraudulenta que nunca llegó a cumplirse.
El partido que condujo la coalición, Pro, tiene un gran elemento de populismo concentrado en la figura de su líder Mauricio Macri. Aunque no sea el presidente actual del partido (el cargo es ocupado por Patricia Bullrich) puede ser considerado un liderazgo carismático de situación, ya que si no hubieran existido la oposición concentrada en la demonizada figura de Cristina Kirchner y el fantasma de la chavización, poco podría haber aportado a su proyecto la figura del ingeniero.
Quizá lo más positivo de esta experiencia partidaria de la derecha Argentina es aceptación de las reglas de la competencia democrática por la vía electoral.
Juntos por el cambio, la última etiqueta de la centro derecha en Argentina, fue un fracaso electoral que sin embargo mantuvo una gran cuota de votantes.
Es remarcable el hecho de que la derecha Argentina haya perdido las elecciones y aún así haya podido aceptar democráticamente resultado electoral.
El futuro es incierto para los líderes del Pro que a pesar del exorbitante apoyo mediático hoy reparten críticas y acusaciones entre ellos, sin lograr definir un rumbo, o posicionar a uno de sus dirigentes como líder de la oposición.
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