Existen muchos mitos acerca del federalismo argentino. Quizá los principales y más conocidos son los que se sostienen desde sectores que tienen una visión conservadora y poco nacionalista. Esta visión se caracteriza por ser hegemónica y porque refleja una mirada economicista que reduce un fenómeno muy complejo a sólo una de sus variables. Desconoce sus fines meta éticos y hace un crítica tribunera que tan sólo conforma a los intelectos más flojos.
Según la tradición Pandora fue creada con la belleza, la gracia la persuasión y la sabiduría de Atenea, pero con el fin de castigar a la raza humana por el fuego que recibieron de manos de Prometeo quien se lo había robado a los mismísimos dioses del Olimpo. En el corazón de Pandora fue puesta por Hermes la mentira y la falacia.
Algo similar ocurre con la creación de nuestro federalismo en el diseño institucional de Alberdi.
Indagar seriamente sobre éste tema es abrir la caja en busca de la esperanza.
Detrás de aquel bello, simple, “justo” y racional esquema constitucional se esconde un régimen político complejo de base provincial, que son las unidades políticas en las cuales opera la decisión política en nuestro sistema, y que se reniega de ser confinado a ser la causa de todos los males que reclama la visión economicista.
Junto a ellas se encuentra una entidad mayor muchas veces denostada según el color político de quien detente su conducción. ¿Se puede pensar al federalismo sin hacer mención a la Nación?
El estado federal que nos dimos es el fuego robado, es aquello que nos dió el poder para independizarnos de las potencias colonialistas y empezar a transitar, con idas y vueltas el camino del desarrollo.
Es usual que se confunda desde aquella mirada perversa el concepto de federalismo, con el de gobiernos multinivel, y se trate de sostener una primacía de su dimensión económica por sobre la política.
En concreto, es la Nación la que da sentido al sistema federal, pero son las provincias las que condicionan su poder a la negociación política de sus apoyos en las cámaras del congreso. Es el bienestar general de la nación y el desarrollo económico con justicia social, que nuestra constitución establece como mandato lo que debe orientar la interpretación acerca de si el federalismo es efectivo o no. Puesto que no es posible hoy discutir si existe, sin caer atajos heurísticos y derivar en el mito. La evidencia estadística de su funcionamiento es basta, pero muchas veces decidimos dejarnos llevar por las intuiciones de un sentido común que moldea la subjetividad sin deliberar lo suficiente, sin entretener la suficiente cantidad de pensamientos acerca del tema.
En el actual contexto de emergencia y excepcionalidad ocasionada por la pandemia del covid, abrir la caja nos permite ver cómo el gobierno nacional ha venido negociando con los gobernadores y con los representantes provinciales del oficialismo y la oposición, y lo sigue haciendo, para lograr implementar políticas multinivel que permitan responder ante la emergencia sanitaria. Pero es también permitir, junto con la liberación de todos los males, la salida de la esperanza: la Política.
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